Todos en algún momento de nuestra vida hemos pasado por situaciones no agradables en relación al amor, desafortunadamente, hasta el momento, tengo en mi vida un número mayor de malas experiencias que buenas, y la única «buena» terminó siendo mala.
Suena lógico que no sólo tenga miedo, sino que sienta pavor… Por más decepcionada, aterrada que esté, por más que tenga miedo de dejar que alguien más entre a mi corazón y pase como un huracán destruyendo todo, aún así no me importa. Lo que sentimos cuando estamos en una relación de pareja es incomparable.
No tenemos otra opción más que seguir adelante, por más daño que nos hayan hecho, por más lastimados que estemos; aunque todas nuestras ilusiones se desvanezcan frente nosotros, el quedarnos paralizados no nos deja sanar, hace todo aún más lento o inclusive lo empeora.
El miedo nos sirve para mucha cosas… Nos hace pensar, gracias a él nos protegemos a nosotros y a las personas que queremos, que nos rodean, pero también se convierte en un gran obstáculo difícil de superar impidiéndonos avanzar, a tomar riesgos, a intentarlo una vez más, cerrando nuestro corazón a veces por mucho tiempo; y ya jamás sabremos que pudo suceder, a quien pudimos conocer mientras nos encontrábamos bajo un caparazón.
Así como nos narra Penélope Stokes en «El café de los corazones rotos»:
¡Tarde o temprano así será!
muy buenas redacciones me agradan mucho !