Cuando la soledad de tu ausencia me acaricia, mi alma se llena de una mezcla de de esperanza y nostalgia.
El corazón se encoje sumido en un deseo incontrolable de sentir tus latidos, pues sólo late cuando cerca esta del tuyo.
La vida pareciera andar en una lenta y cruel carrera que deja atrás el último suspiro que te mando con el viento.
Y la lluvia cae sobre mi mundo perfecto, ese mundo donde brilla el sol y la vida es alegría, ese mundo que tú creaste en mí cuando llegaste a mi vida.
Las noches más estrelladas y hermosas, no brillan ni se disfrutan si tú no estás; la luna palidece al mirar la dulce sombra de tu ausencia.
Tu calor, tus besos, tus caricias y abrazos se convierten en recuerdos tatuados en lo más profundo de mi alma y sólo visitándolos puedo encontrar la calma.
Llenando el vacío que deja tu voz, el silencio me lleva a anhelarte con locura, dejando que mi corazón se pierda en una tormenta de amor y ternura.
Así mi alma te necesita, así mi vida te anhela, mi corazón y mis sueños están para siempre atados a pensarte y extrañarte; así la llama de mi vida se apaga abrazada por la soledad de tu ausencia.