Han sido días acompañados de nostalgia, recuerdos y una gran melancolía. Donde profundos sentimientos yacen rotos cubiertos por un escudo llamado frialdad. La única defensa que encontré para superar esta decepción que me dejaste mujer.
Ya he pasado por cosas similares y me cansé de ser aquel caballero dulce, cariñoso y tierno que solía ser, no encontré otras salidas, sólo la de ser frío y dejar a un lado el caballero que era, pues como muchos sabemos, los caballeros estamos en peligro de extinción no por anticuados, sino porque en ocasiones no valoran lo que somos.
Sólo soy sincero y aunque algunos lo vean como cualidad, también es un defecto, como el de ser sensible y demostrar tus sentimientos con cada aliento de tu amor por una persona que nunca te valoró, que te engañó y mató.
Fuiste la mujer que sin duda conoció a aquel caballero que parecía más un niño ingenuo e inocente que veía y volvía a caer en la trampa de ver el amor y la vida color de rosas.
Ahora la frialdad de este caballero lo acompaña por el sendero de la vida, guardando en lo más profundo de su ser lo detallista, alegre, cariñoso, fiel, tierno y comprensivo de él.
Y quizá algún día encuentre a una dama que rompa ese escudo, para así volver a ser el que era y solía ser contigo, pues cuando tú llegaste, rompiste su escudo que por dentro guardaba el más sincero amor y cariño para ti mujer.