¿Tú has sentido que te levantas y tienes que enfrentarte a lo que estás viviendo?
¿Que la vida parece un sin sentido de batallas y daños?
¿Que el paso de los años sólo significará más problemas?
Un día estás pensando esto y al siguiente te das cuenta que eres más fuerte, que cuando hubo un momento en que sentías que luchabas con todas tus fuerzas y ya no podías; tiempo después te dabas cuenta de que si esa misma situación se presentaba, ya eras más hábil.
Como el corredor que un día siente sus músculos tensar y se siente ha desfallecer, pero otro día lo intenta y llega más lejos.
Eso te dan los años, la convicción de que habrás logrado algo que un día parecía imposible, si no te rindes y persistes para alcanzar hasta alcanzar una meta.
Todas las personas atraviesan por brechas difíciles, lo importante es no rendirse hasta haberlas superado y ganar algo de ellas, un aprendizaje o fortaleza.
Y si recorres un camino que haya sido largo y suntuoso y te preguntas:
– «¿Por qué a ti?»
Piensa que le pudo pasar a cualquiera y sin importar por qué te haya pasado a ti, habrás recorrido un camino que le pueda servir como ruta a alguien que pudiera estar pasando por lo mismo que tú ya pasaste.
Somos una huella en este mundo y recordados por lo que dejamos para otros.
Y es así como recobra sentido nuestra existencia y nuestro acontecer…
Al pensar que alguien esté atravesando por lo mismo que pasaste tú y que toda tu experiencia le sirva como un camino.